Después de mucho tiempo en el que solamente se llevaba un pendiente en cada oreja, los piercings han cambiado la forma en que las personas desarrollan su propio estilo.
Actualmente, es posible elegir entre una gran variedad de opciones con características que se adaptan a los gustos de cada uno. Los piercings de oreja se han convertido, en definitiva, en una forma muy original de añadir pinceladas de personalidad a nuestra apariencia en el día a día.
Antes de elegir, conviene tener claras las diferentes opciones. La ubicación, el tipo de perforación necesaria y el cuidado posterior son tan importantes como escoger la joya más apropiada en cada caso para que el piercing resulte cómodo y realce el estilismo.
Piercing en el lóbulo
Esta es la forma más habitual de llevar un pendiente en la oreja. Los piercings en el lóbulo se colocan en la parte más carnosa y blanda, por lo que la cicatrización es rápida y el dolor mínimo. En estos casos, la perforación se lleva a cabo en la forma clásica, es decir, de adelante hacia atrás.
Son muchas las piezas de joyería que se adaptan a los piercings en el lóbulo, desde pequeños studs que visten la oreja en el día a día hasta pendientes largos con piedras para brillar en las ocasiones especiales.
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Piercing en el lóbulo superior
La opción ideal para los que buscan un aspecto diferente sin alejarse demasiado de la elección más convencional. Este tipo de piercings se llevan justo por encima de los anteriores, una zona menos carnosa y ligeramente más gruesa.
En este caso, la gama de pendientes que se recomienda utilizar es más limitada, ya que conviene optar por joyas pegadas a la oreja o aros que destacan ligeramente. Para looks más audaces, se puede optar por diseños más complejos o con componentes brillantes.
Tragus
Unos de los piercings más populares, se coloca en el cartílago que se encuentra justo delante del canal auditivo. Al igual que en los anteriores, requiere una perforación clásica, pero es ligeramente más dolorosa debido a que el cartílago es más denso que el lóbulo.
Las pequeñas bolas o las piedras planas son la mejor elección para que el tragus destaque del conjunto.
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Los aros pequeños son una de las opciones más elegidas, mientras que los pendientes con piedras pequeñas y ligeras que no aporten un peso excesivo son perfectos para un aspecto elegante.
Antitragus
Se ubica justo enfrente del tragus, en la parte inferior del cartílago. A pesar de que es uno de los piercings menos utilizados, llevarlo es una declaración de estilo.
Para potenciar la comodidad, es adecuado elegir pendientes de tamaño pequeño y, sobre todo, que tengan la base plana. Para aportar un toque de brillo, las piedras ligeras son una elección sorprendente.
Hélix o hélice
Una opción muy utilizada para llevar una serie de pendientes en fila a lo largo del borde de la oreja, se ubica en la parte superior del cartílago exterior. Para colocarlo, es necesaria una perforación clásica que requiere más cuidados debido a que necesita más tiempo para cicatrizar.
Los botones se adaptan a la perfección a la ubicación del piercing tipo hélice, así como las barras rectas y los aros con colgantes pequeños.
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Antihélix o snug
Los piercings en la cresta interior del cartílago, encima del canal auditivo, aportan modernidad y son muy llamativos. No obstante, antes de decidirse por un snug es necesario tener en cuenta que la perforación suele ser dolorosa.
Dada su ubicación, los pendientes curvados o las barras pequeñas son la mejor opción. Para reducir tanto el peso como el roce en la oreja se debe optar por joyas ligeras.
Hélix interno o daith
Ubicado en la parte interna del cartílago, cerca del canal auditivo, ofrece una imagen impactante.
Es habitual elegir aros diminutos o studs para el hélix interno, pero los pendientes pequeños con piedras ligeras aseguran un estilismo único.
Hélix flat
Este piercing se coloca entre el hélix y el antihélix, en la zona plana del cartílago superior de la oreja. Como resultado, se consigue un aspecto moderno y versátil.
Para el día a día, los microbars y los pendientes pequeños son las joyas más adecuadas, mientras que las piezas con piedras, siempre y cuando sean muy ligeras, transforman el look en las ocasiones especiales.
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Conch
Se lleva en la cavidad de la oreja, en la parte media del cartílago, y ofrece un resultado muy llamativo. Debido a su ubicación, es posible que resulte complicado hacer la perforación.
Los aros pequeños y los studs se adaptan perfectamente a los conch. Para variar de aspecto, se pueden elegir pendientes de distintos colores o con piedras poco pesadas dependiendo de la ocasión.
Rook o torre
Uno de los piercings menos habituales, se coloca en el cartílago interno superior y aporta una imagen sorprendente y muy llamativa.
Los aros con colgantes pequeños suelen ser los más elegidos para los piercings tipo torre, así como las piezas curvadas o en forma de barra.
Aquellos más atrevidos, combinan diferentes tipos de piercings en la oreja que les permite crear estilismos versátiles y combinaciones únicas. En VIDAL & VIDAL nos gustan los estilismos con pendientes para piercing en armonía para obtener un aspecto sofisticado.











